24 mar 2011

Relativismo



Por: Jimm Barrantes[1]

En el siguiente escrito abordaré el tema del relativismo e intentaré relacionarlo con las lecciones de estética de Georg W. F. Hegel. La estructura de este escrito será la siguiente: primero tocaré cada uno de los temas y daré ejemplos del relativismo. En la segunda parte, haré la posible relación entre cada una de las lecciones de estética de Hegel con el relativismo. También tocaré temas de Kant y Felicia Puerta, docente de la Universidad Politécnica de Valencia. Intentaré ser conciso con las opiniones y comentarios dados durante el texto y citaré cada uno de los autores respectivamente.

Si ha estado usted en una exposición de arte, habrá podido darse cuenta que existen dos tipos de personas; aquella que mira el cuadro  con experticia,   y  aquella  que solo se deja llevar por la primera impresión, dándole una significación  subjetiva; es aquí donde cabe la pregunta ¿es el relativismo el causante de  que la expresión artística se distorsione del génesis de la obra?

Es posible que esta pregunta  sea o no afirmativa,  ya que en la percepción del arte existen innumerables factores inherentes al ser humano tanto en la creación como en la recepción, ejemplo claro, es el que se muestra en el textos de Gombrich “de la luz a la pintura”,  donde  para demostrar el color pardo de un violín, fue necesario pasarlo al prado de color verde fresco, para que así se realzara el tono que se quería -demostrando con esto que factores físicos naturales alteran nuestra percepción- lo que lleva a una pintura a variar dependiendo de la luz; otorgándole ya sea claridad, profundidad, texturas, etc. Pero Gombrich no es el único que habla del relativismo en el arte; Kant  por su parte habló sobre la crítica del juicio, donde  se refiere a el juicio estético como algo  que va ligado directamente al sujeto (subjetivo) y no cabe ninguna propiedad del objeto, cosa que si pasa  cuando se crean juicios de valor (bueno o malo) donde se hace necesario  tener conocimientos previos.

 La profesora Felicia Puerta, en su libro “análisis de la forma y sistemas de representación” dice: “para llegar al corazón de la obra, a su realidad debemos superar los criterios del gusto, pero si no tuviéramos gusto no seriamos capaces de apreciar alguna  obra, porque tenemos un determinado gusto corremos el peligro de  ver lo que  no es.”[2]

A partir de esto y de las anteriores argumentaciones compartiendo lo que Felicia Puerta dice,  es muy difícil desligar al gusto propio de la realidad que tiene  la pintura, y es ahí donde empieza a entrar el término relativismo haciendo que la verdadera historia de un cuadro no se llegue a contar de la manera correcta; muchas personas al ver un cuadro le dan una interpretación completamente distinta a la que posiblemente  quiso expresar el artista, ya sea por que su percepción   es muy  literal que no alcanzan a percibir  otras cosas que podría revelar el sentido de la obra, no se ponen a detallar los trazos, la luz, la sombra, las posiciones  de las entidades del cuadro, sino que simplemente se dejan llevar por  lo agradable[3] de dicha representación. Es ahí la importancia de educar el gusto, para que así factores empíricos, sensaciones,  no nos aparten de la realidad -no quiero decir que la subjetividad sea mala-  solo que se debe tener un equilibrio para todo; se debe tener un conocimiento mucho más apropiado para lograr apreciar las expresiones artísticas, aunque tampoco, se puede dar por sentado  que si se cumplen estos “requisitos” se llegue a descifrar exactamente lo que el pintor elaboró, solo se puede llegar a una aproximación; porque para saber con exactitud la intención tendríamos que haber estado dentro de su mente, experimentado sus sensaciones, sus emociones lo cual  es imposible.

Por otra parte, las obras de arte han sido objeto de reproducción técnica (fotografía) por diferentes motivos;  ya sea  para inmortalizarlas o para comercializarlas,  factor que no se puede evadir, ya que en este proceso también se pierde  el espirito  y “realidad” de la pintura, haciendo referencia  y  reafirmando lo que  Walter Benjamín cita en su texto “sobre la fotografía” : “por mas perfecta que sea una reproducción técnica falla una cosa: el aquí y el ahora de la obra de arte, su existencia irrepetible en el lugar que se encuentra”  además  presentan  las alteraciones sufridas a través del tiempo[4]

Hegel en sus lecciones de estética, aborda principalmente la filosofía del espíritu como objeto principal de lo que explica todo; dividiéndose en tres clases especificas: espíritu subjetivo, objetivo, y absoluto. Para Hegel, el arte es la creación del espíritu, la manifestación en la que el espíritu se muestra. Él divide cada clase de espíritu en subclases: espíritu subjetivo (alma, conciencia, sujeto); espíritu objetivo (derecho, moralidad, éticidad); y espíritu absoluto (arte, religión, filosofía); donde afirma que el “espíritu es el que crea, y no el artista”[5]Kant dice que lo bello es lo que, sin concepto, o sin categoría de entendimiento, se representa como objeto de satisfacción universal. Para valorar lo bello se necesita un espíritu formado; el hombre corriente y moliente no tiene ningún juicio sobre lo bello, en cuanto éste juicio pretende validez universal.

Los principales resultados de la Crítica de Kant, constituyen el punto de partida para la verdadera comprensión de lo artísticamente bello, si bien esta comprensión sólo puede afirmarse superando los defectos kantianos y aprehendiendo en una forma superior la verdadera unidad entre necesidad y libertad, particular y universal, sensible y racional.[6] Hay dos teorías filosóficas opuestas ante la verdad y que han sido defendidas de forma reiterada a lo largo de la Historia de la Filosofía: el objetivismo y el relativismo. El objetivismo mantiene la idea de que la verdad es independiente de las personas o grupos que la piensan o formulan. Por el contrario, el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta. Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando decimos que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas. El relativismo mantiene, que existen muchas verdades acerca de las cosas, al menos tantas, como personas que creen tener un conocimiento de ellas.

Sin proponérselo, Hegel niveló el camino para el relativismo, para la noción de que la verdad depende de las circunstancias históricas.  Toda verdad moral, política o científica se manifiesta en el tiempo y es cambiante, jamás permanente. La verdad de hoy, no es la de mañana; lo que vale para algunos pueblos, no vale para otros.

En conclusión el  relativismo afecta  el mensaje o interpretación final en una obra de arte, ya que  los factores que se mencionaron anteriormente  están implícitamente relacionados con la distorsión  de éste, sin dejar a un lado que es muy difícil  o casi imposible entender a cabalidad la realidad de la obra  ya que  esta sufre y tiene variantes infinitas, sean físicas (cuando se le hace una réplica se pueden alterar sobras, intensidad del color, contraste, etc.) o cognitivas (múltiples especulaciones acerca de la significación que pasan de generación en generación). Cabe destacar que no es del todo negativo el relativismo; teniendo en cuenta que,  éste le aporta riqueza significativa  y no  permite que se de una sola interpretación; dándole así, la posibilidad   a las personas de discernir sobre el mismo, sin tener un condicionamiento previo establecido por la sociedad.
                                                            
Bibliografía

Ø  Benjamín Walter, Sobre la fotografía, edición enero, 2007.
Ø  Relativism in the appreciation of art
Ø  Ernest gombrich; de la Luz a la pintura.
Ø  Felicia Puerta, Análisis de la forma y representaciones.
Ø  Georg W. F. Hegel, Lecciones de estética, Introducción.



[1] Estudiante de Publicidad – Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.
[2] Puerta Felicia, Análisis de la forma y sistemas de representación, editorial Universidad Politécnica de Valencia.
[3] Agradable: según Kant es obra que solo deleita.
[4] Benjamín Walter, sobre la fotografía, edición y traducción pre textos, 2007.
[5] Hegel, Georg W. F.  (Ago 1770 – Nov 1831).
[6] Georg W. F. Hegel, Lecciones de estética, Introducción, Pág. 65.

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